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El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria
 

Periódico Digital Qcom.es: El punto de encuentro de la cadena agroalimentaria

Mercadona obliga a sus interproveedores a reducir costes e inversión para bajar más los precios

Teresa Sánchez

Mercadona vuelve a apretar las tuercas a sus interproveedores. La cadena de supermercados valenciana ha exigido a todas las empresas que tienen un contrato de suministro en exclusiva de marca blanca que recorten al máximo sus costes y ajusten aún más sus márgenes para poder seguir bajando los precios que ofrece a los consumidores, en un entorno generalizado de atonía en las ventas.

De acuerdo con las cifras hechas públicas por la propia empresa, los interproveedores del grupo propiedad de la familia Roig invirtieron el año pasado un total de 450 millones de euros, lo que supone un descenso del 10 por ciento respecto a hace tan sólo dos años.

En 2012 la inversión global fue de 470 millones y en 2011, en plena crisis económica, llegó hasta los 500 millones. De hecho, esta última cifra es la que más se repite en la estadística histórica. Desde 2008 y a lo largo de los seis años que dura ya la crisis, el único ejercicio en el que la inversión de los interproveedores fue más baja fue en 2010. Fue justo después de que la compañía decidiera expulsar de sus supermercados a un gran número de fabricantes y marcas para, según decía entonces, ser más eficientes y poder ofrecer el mejor precio posible.

Todo indica que ahora la historia podría estar repitiéndose de nuevo. En este caso, no se trataría ya, sin embargo, de echar a más fabricantes sino de ajustar aún más las cuentas de las compañías que trabajan como interproveedores. Entre las empresas que tienen un contrato a largo plazo con Mercadona, destacan la cárnica Casa Tarradellas, el fabricante de galletas Siro, la láctea Iparlat, Bodegas Ontañón, el fabricantes de yogures francés Senoble o la aceitera portuguesa Sovena.

Del total de la inversión, tan sólo Tarradellas, Siro y Senoble aportan más de 100 millones de euros. El ránking lo liderada la empresa catalana con 42 millones, seguido de Siro con 38 millones y Sovena con otros 22 millones.

En el mercado se asegura que la obsesión de Juan Roig por el ajuste de márgenes llega a tal nivel que ha llegado a exigir a algunas de las compañías que trabajan para el que no asisten a eventos nacionales o internacionales que impliquen cualquier tipo de gasto. De hecho, fueron varias las que, por esta razón, no pudieron asistir en Barcelona a principios de abril a Alimentaria, la mayor feria del sector que se celebra en España y una de las más importantes de toda la Unión Europea.

El problema de fondo es que se ajuste en los costes y la consecuente bajada de la inversión se está traduciendo en un desplome de la innovación alimentaria en España. "Los interproveedores no pueden innovar porque Mercadona les aplica una política tan estricta de gastos que lo hace inviable y para el resto cada vez tiene menos sentido porque la compañía se niega a vender los nuevos productos que lanzamos al mercado", asegura un directivo del sector, que vende sus productos a la cadena valenciana y que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias.

La cuota de mercado de la empresa de Roig no ha parado de crecer en los últimos años y, según los datos de Kantar Worldpanel, supera ya el 22,2 por ciento, el triple de la participación que tienen sus más directos competidores. Dia, por ejemplo, se queda con sólo un 7,8 por ciento y los hipermercados de Carrefour apenas alcanzan el 7,7 por ciento. Con todo ello, apenas un 15 por ciento de los nuevos productos que los fabricantes lanzan al mercado consigue venderse en las tiendas de Roig, lo que hace que casi dos de cada diez se queden por el camino y no lleguen nunca al consumidor.

Los grandes fabricantes, integrados en la organización Promarca, no dudan así en responsabilizar a Roig del desplome que la I+D alimentaria está teniendo en España y, sobre todo, de las consecuencias que esto tiene para las empresas y para el empleo. Mercadona, mientras tanto, no ha parado de crecer año tras año, incluso en plena crisis.

Su facturación en el último ejercicio aumento un 4 por ciento, hasta 19.812 millones de euros y su beneficio se elevó otro 1 por ciento más, hasta 515 millones de euros. Eso sí, sus márgenes siguen siendo muy bajos. Roig sólo gana después de impuestos un 2,9 por ciento lo que ingresa en la caja.

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